Carta abierta a los colombianos: Vuestro presidente entregará el país a los castristas

Por Jacques Thomet
Un Journalisme d’investigation, Paris
http://www.jacquesthomet.com/jacquesthomet/
17 de agosto 2013


Por haber vivido durante cinco años en Colombia (1999-2004) como director de la Agencia France-Presse, y por haber seguido informando acerca de vuestro país a través de mi blog y de mis libros de investigación, puedo decir que estoy consternado por el deslizamiento gradual de vuestro pueblo hacia los abismos del horror comunista en provecho de las FARC.

El arquitecto de este descenso a los infiernos, si no hay una reacción popular que lo impida, no es otro que Juan Manuel Santos. Este presidente que ustedes eligieron en 2010 ha tirado a la basura el legado de Álvaro Uribe y su política de seguridad democrática, para sacar de un sombrero mágico, en agosto de 2012, el espejismo de un acuerdo de paz con los terroristas de las FARC.

Su objetivo no tiene nada que ver con la salvación de Colombia. Su objetivo es que le concedan un día el premio Nobel de la Paz, el mismo que buscaba el ex presidente Andrés Pastrana cuando le entregó el Caguán a las FARC como zona desmilitarizada, de siniestra memoria, controlada únicamente por ellos, entre 1998 y 2002.
Esta no será la paz de los valientes, como la que pactó Argelia con el general Charles De Gaulle, será la paz de los cementerios, tan llenos ya por las atrocidades de esa guerrilla criminal.

Si el plan de paz inventado por vuestro presidente llega a concretarse, nadie dará nada por vuestras libertades, vuestros ingresos, y sobre todo por el lugar que Colombia está llamada a reivindicar en el primer mundo por su dinamismo reconocido.

La negociación en curso está a punto de culminar. Si esa espiral negativa se concreta ello llevará a la destrucción de vuestro país en favor de un régimen comunista, como el de Cuba, donde viven desde hace un año los enviados del poder al lado de los terroristas de las FARC.

Pero ustedes no son conscientes de eso. Perdónenme por decirlo, pero me refiero a vuestra falta de reacción, para no calificarla de anestesia colectiva. ¿Cómo podéis admitir que todos los comandantes de las FARC puedan no sólo ser amnistiados, sino que puedan ser autorizados a aspirar a mandatos electivos gracias a una nueva Constitución redactada por sus delegados?

Los más jóvenes de ustedes no tienen la excusa de la ignorancia pues viven en la era de Google. Basta sólo con escribir FARC-secuestros, FARC-militares, o FARC-atentados para darse cuenta de la orgía criminal que ha provocado la muerte de más de 200 000 colombianos desde 1964.

Durante los gobiernos de Álvaro Uribe (2002-2010), los secuestros cayeron de 3.200 al año a menos de 300, y los principales jefes de las FARC fueron abatidos u obligados a huir a Venezuela y a permanecer en refugios garantizados por el ex presidente Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro.

En Cuba, las supuestas negociaciones de paz entre los jefes terroristas y los delegados silenciosos del gobierno languidecen desde hace un año para haceros creer que hay un intercambio correcto. ¡Pero no hay ningún diálogo!

Pronto se os pedirá que aceptéis como representantes, senadores, alcaldes y concejales, sin haber sido elegidos, a los ex jefes guerrilleros ahora protegidos por la negativa presidencial de extraditarlos a los EE.UU., donde ellos son buscados como lo eran los hermanos jefes del cartel de Cali, quienes fueron extraditados por Álvaro Uribe. En julio pasado, 21 soldados colombianos fueron brutalmente asesinados por la guerrilla, la cual, hay que recordarlo, deriva su financiamiento del tráfico de cocaína y de los rescates de secuestrados.

¿Quién de ustedes ignora que la zona del Catatumbo, cerca de Venezuela, se convirtió en una tierra de nadie en manos de las FARC, a pesar de que Juan Manuel Santos había dicho, cuando asumió el cargo, que no abandonaría "ni un milímetro” del territorio a los terroristas?

Ningún miembro del Gobierno, y mucho menos su presidente, ha denunciado esos horrores. Mudo, Juan Manuel Santos, uno de los herederos del diario El Tiempo, nacido con una cucharita de plata en la boca, no ha puesto fin, obviamente, a las pseudo-discusiones, a pesar de esa matanza y de esa violación de la soberanía nacional.

Vuestro presidente prefiere enterrar su cabeza en la arena para no correr el riesgo de poner en peligro su aspiración suprema: el Premio Nobel de la Paz. ¿Ese trofeo no fue otorgado en 1973 a dos sanguinarios, el general Vietcong Le Duc Tho y al Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger? El vietnamita rechazó ese título. Eso se comprende.

Colombia: vuestra astenia me sorprende y me duele. Ustedes no pueden ignorar lo que sería un futuro régimen totalitario con gente como Timoleón Jiménez (alias Timochenko), Luciano Marín Arango (alias Iván Márquez) y otros a la cabeza.

Yo puedo ratificar lo que he escrito en el pasado: ellos viven tranquilamente en Venezuela, cuando no se presentan ante las cámaras cómplices de Cuba, el sistema que os espera a
menos de que ...

¿Van ustedes a admitir que a la cabeza de vuestro país haya individuos que son dignos de una sola silla: la de los autores de crímenes de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional?
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