Maduro por mas que se esfuerce en repetir la nomenclatura discursiva de su “padre”, sus palabras suenan huecas y saben a cartón. Ahora se propone regalar “soberanía” y “dignidad nacional” en vez de licuadoras y televisores, la tragedia que desgarra al país debería pasarle factura a él y a su régimen.

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