Correcciones de lenguaje para militares






Los militares colombianos ya deben salir del lenguaje oscurantista y ofensivo que no es profesional ni les ayuda a cumplir y defender el Título II, Capítulo 1, Art. 22 de la Constitución Colombiana.

Las FARC es una organización de guerrilleros enemiga del Estado colombiano y en primera línea de las Fuerzas Armadas de Colombia, porque defienden la existencia del Estado.

1. Llamarlas “bandidos”, como lo predica la extrema derecha colombiana, asocia incorrectamente a las FFAA de Colombia con organizaciones políticas ultraconservadoras que buscan destroncar la neutralidad de las FFAA de Colombia, al mismo tiempo que por intereses políticos mezquinos buscan polarizar peligrosamente a la población civil de Colombia. Algo a lo que las FFAA de Colombia deben oponerse.

Esa política ultraderechista siembra y alimenta la confrontación entre civiles, orientada hacia la guerra civil. Y lo que es peor para las FF AA de Colombia: buscan erodar y destruir la unidad de los mandos oficiales con posiciones políticas, hasta partidistas, que no son militares y que para colmo coinciden con la estrategia de desvertebración militar que busca las FARC. Dividir a las Fuerzas Armadas es tarea de las FARC no de ningún colombiano que ame la patria y que respete el poder unido de las Fuerzas Armadas por la paz y la defensa de Colombia.

Todo militar se enfrenta y es atacado por guerrilleros armados, no por “bandidos” (carteristas, apartamenteros, falsificadores de dinero, ladrones de identidad, especuladores de precios, criminales de cuello blanco). Los bandidos roban y matan única y exclusivamente para su beneficio personal, los guerrilleros lo hacen para acumular territorio de combate, para aprovisionarse de armas y municiones, para financiar bombardeos de infraestructura, para mantener y prolongar la guerra. Los bandidos consumen no invierten, los guerrilleros consumen y lo que los diferencia por encima de todos es su inversión, entrenamiento, devoción, extensión y agudización de la guerra.

La Guerra exige estrategias y tácticas militares, no es una cosa para bandidos. Que haya bandidos en las FF AA de Colombia o en las FARC son sus excepciones, no lo que caracteriza a estas organizaciones, cuya función y dedicación es para la guerra.

Toda organización de guerra requiere de financiación, si es legal como las FF AA de Colombia reciben esa financiación a través del estado, y, si es ilegal a través del narcotráfico, la extorsión y el robo.

Que los ignorantes de la profesionalidad militar llamen “bandidos” a una organización de guerra que constantemente ataca a las FF AA de Colombia y al estado puede ser hasta lógico, pero que militares profesionales que estudian, analizan y practican la guerra y que saben muy bien que enfrentan a una organización que también estudia, analiza y practica la guerra con elaboradas tácticas y estrategias sería entonces inconcebible e inaceptable.


2, El cese bilateral no es beneficioso porque distrae la negociación de paz con continuas quejas de violación de la tregua por parte y parte. Negociar la paz dentro de la guerra es lo más efectivo. Sin embargo, si los colombianos son alertados de esta inconveniencia para la paz y las negociaciones de paz no se dejan distraer, entonces el cese bilateral del fuego es evidentemente una disminución considerable del riego de sangre fratricida y de la violencia de la guerra en general.

Por supuesto, un cese unilateral es absurdo. Las FFAA de Colombia no pueden ejecutarlo porque no pueden maniatarse en sus funciones de defender al estado de las FARC. Y las FARC tampoco pueden ejecutarlo porque no pueden entregar sus militantes a un exterminio por parte de su enemigo.

No hay sino dos opciones viables: continuar la guerra como siempre o acordar un cese bilateral al fuego con disciplina y responsabilidad lideradas tanto por las FFAA de Colombia como por las FARC.


3. Terrorismo es un término demasiado trillado, politizado e inadecuado para fines militares.
El terrorismo en la población puede ser generado hasta por el escape de dos criminales de una cárcel de alta seguridad o un deambulante violador o asesino en serie.

El término terrorismo es muy genérico e ineficaz para afrontar militarmente acontecimientos de violencia masiva. Peor cuando las acciones son suicidas, donde la pena de muerte ya no tiene sentido ni puede impedir ese terrorismo.

Enfrentar militarmente al terrorismo es una salida en falso. No son estrategias de guerra las que sirven puesto que no se enfrenta a ningún ejército regular, sino lo que es útil son acciones de especializados comandos anti-insurgencia que solo son aplicables luego de conocer y ubicar a los responsables, lo que de ninguna manera impide nuevas acciones terroristas en retaliación o simplemente nuevas.

Bombardear campamentos guerrilleros son paliativos y en general logran el desgaste económico del Estado y una relativa desmoralización militar por la frustración de que por más bombardeos que haya la guerrilla sigue existiendo.

Por el otro lado, esos bombardeos son utilizados por la guerrilla para frescas campañas de reclutamiento entre los familiares de no-guerrilleros muertos y en la supuesta defensa de la población contra los bombardeos a la población civil.

Los bombardeos son aparente superioridad militar por parte de las FFAA, pero fáciles victorias políticas para la guerrilla, que compara su falta de tanques y aviones como triunfo del poder civil y organizado contra cualquier superioridad tecnológica y de sofisticación de armamento que pueda tener las FFAA de Colombia, con lo que elevan altamente la moral y el convencimiento de causa de sus militantes.

Experiencias internacionales lo han demostrado, como la llamada aniquilación de Al-Caeda en Iraq, hace siete años, lo que en realidad multiplicó a Al-Qaeda y dio pie al nacimiento del hoy Estado Islámico de Irak y el Levante, el cual siendo fundamentalmente bombardeado a diario no pierde ni perderá su existencia y seguirá jugando al gato y al ratón en la retención de sus tierras para desgastar económica y militarmente a la coalición mundial que lo enfrenta.

Enfrentar militarmente al terrorismo es como matar a una pulga con fusil.

El terrorismo de las FARC va unido a su estrategia militar. Militarmente, la paz es como darle a dos pájaros con un tiro. Los militares no pueden tratarse como suicidas. Salvar su vida es salvar la patria. Indiscutiblemente, la paz salva la vida de muchísimos colombianos.


4. Negociar y hacer concesiones a un grupo guerrillero nunca estimula la creación de nuevos grupos guerrilleros. Por el contrario, si la negociación se hace exitosamente con el grupo más influyente, grupos menores pierden el valor de su estrategia de la toma del poder por las armas. De ahí la importancia de la inmediata y exitosa participación política de las FARC. Esa es la única prueba que efectivamente destruye la tesis de que la toma del poder solo se logra por las armas.

Colombia es el mejor ejemplo mundial de que negociando con guerrilleros, darles amnistía y todos los derechos políticos no crea más grupos guerrilleros. La negociación de paz con la guerrilla urbana M-19 sellada con la Constitución del 91 no solo inspiró la negociación de otros grupos menores y acabó para siempre la violencia delM-19 sino que además eliminó cualquier surgimiento de guerrillas urbanas en Colombia.

Las FARC son la más grande guerrilla de Colombia y la más longeva del mundo. La paz con esta experimentada organización es de dimensiones históricas, nacional e internacionalmente, y de grandes beneficios económicos, militares educacionales y de una necesitada imagen y posición de liderazgo para Colombia a nivel mundial, solo equiparable a la de Sudáfrica.



José María Rodríguez González

Autor del libro "Alerta" que contesta numerosas preguntas claves del proceso de paz en Colombia, co-autor del libro "El golpe de Estado en Honduras desde una perspectiva de los DD.HH." y autor de varios ensayos de actualidad colombiana, entre los que se destaca: "Asuntos de inteligencia militar sobre estrategia contra las Farc".






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