Insistir en la comprensión del presente y lo real, develar las inconsistencias de la mitología que insiste en sobre-exaltar el pasado, calificándolo de “heroico” y “glorioso”, dividiendo abstractamente el país en “patriótas” y “apátridas”, con el firme propósito de manipular hasta la nulidad el presente, con el objetivo de mantener un régimen caracterizado por su condición reaccionaria, extraño a la verdad, a la razón y a la voluntad libre, enemigo de la inteligencia y del pensamiento, crasamente totalitario, despótico y barbárico. Cultivar la pobreza espiritual de los pueblos es la premisa necesaria para que la filosofía levante su voz y reclame el sagrado derecho de decir que no. José Rafael Herrera.

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