EL DESLAVE QUE AMENAZA


@lamzelok @ENVENEZUELA1 EL DESLAVE QUE AMENAZA El 6D debiera echar a redoblar las campanas que llaman a responso del castrocomunismo en Venezuela. Y al renacimiento de una sociedad que fue libre, próspera y grande.
Será nuestro aporte. Es nuestro desafío.

Antonio Sánchez García @sangarccs

Imposible represar un deslave con un colador. Taponear un tsunami con unos sacos de arena. Atajar un río embravecido con tajamares de bahareque. Frenar la rebelión de un colectivo embravecido con un asesinato. Así sucede con un pueblo salido de madre. No existe voluntad sobre la tierra capaz de encadenarlo cuando decidió asaltar las casamatas del poder y echar abajo todas las barreras. De la injusticia, del abuso, del hambre.

Es lo que comienza a vivirse en Venezuela. Siguiendo, por cierto, una huella implantada por el propio chavismo. Contra el que no hubo nada que anteponer mientras palpitaba con sus propios ímpetus. Es más: el chavismo ha terminado por vencerse a si mismo. Caer rendido resbalándose en la inmundicia de sus propias iniquidades, entramparse en su pandillismo, alcanzar las alturas de lo que algún día alguien llamó “el principio de Peter”. Ascender violenta e impetuosamente a las máximas alturas de su absoluta ineficiencia. Salvo en el crimen y la devastación.

Y no es que cuando latía en sus glorias, el chavismo fuera una pizca más de lo que es hoy: la zarrapastra nacional, hamponil, malandra, ladrona, delincuencial, analfabeta, ignorante, roma, turbia y violenta. Pero creció al amparo de la desesperación popular, se apropió de una tradición castigadora y vengativa, se aprovechó del encono y la miopía ancestrales de las élites, pulverizó las instituciones ya carcomidas por el comején de la corrupción y usó a su aire y destajo a la que sobrevivía por la inacción de los cañones: las ya por entonces corrompidas fuerzas armadas.

En condiciones normales, duraba un período. Si eso. Pero se encontró con el milagroso diluvio de los precios petroleros y el hamponato castrista, que le puso el babero rojo rojito del socialismo. Una plataforma para el narcotráfico y un generalato narcotraficante. Y una oposición que no ha estado ni de lejos a la altura de las graves circunstancias.

Como Chávez era un farsante, sus seguidores una pandilla carente de toda cultura y toda preparación, y para más INRI podrida de corrupta, el parapeto careció de la más elemental densidad. Cuando a la vuelta de esta inmundicia se anuncia el apocalipsis, comienza el deslave: el parapeto se viene estrepitosamente abajo.

Dos hechos recién ocurridos contribuyen a derribar las compuertas: el triunfo de Macri anuncia un cambio profundo en el ciclo del Poder en la región. Las llagas del chavismo venezolano han terminado por espantar a los ingenuos. Hoy por hoy, en Buenos Aires, en Santiago, en Río de Janeiro, en Paris, en Madrid decir Chávez es decir narcotráfico, estupro, violencia, fraude. Y lo que comienza a adquirir visos de espanto: complicidad con el terrorismo del Estado Islámico. El caso Petrobras comienza a poner a Dilma, a Lula y al lulismo bajo la misma sombra. Comienza la resurrección del liberalismo democrático, empujado por la sensatez: quien no produce, se empobrece. Quien no trabaja, no come. Imposible arroparse más arriba de lo que permite la cobija.

El 6D debiera echar a redoblar las campanas que llaman a responso del castrocomunismo, de la criminalidad madurista en Venezuela. Y al renacimiento de una sociedad que fue libre, próspera y grande. Y que ansía volver a serlo. Cuanto antes y como sea.

Será nuestro aporte. Es nuestro desafío.



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