Escrito 37 años antes, de la llegada de Francisco a la trinchera vaticana...


La Iglesia, pues, tras varios siglos de pánico y desconcierto por el auge del liberalismo capitalista,
librepensador y secularizador, ha tenido la divina sorpresa de darse cuenta de que en el socialismo marxista tiene no un enemigo todavía más peligroso que el liberalismo, como al principio creyó (y también los marxistas) sino un aliado táctico precioso en la propagación del mensaje según el cual los mayores enemigos de la salvación del hombre son los mercaderes, y la tarea más urgente, echarlos del templo.

Carlos Rangel
Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario, 1976

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