LOS EMPRESARIOS Y LA POLÍTICA


@lamzelok @ENVENEZUELA1 LOS EMPRESARIOS Y LA POLÍTICA El horror y el odio a la política han llevado a Venezuela a esta dictadura que ha politizado todos los ámbitos de nuestra vida. Hundiéndonos en el servilismo y la esclavitud. Es la hora de la política, el bien supremo del ciudadano: emanciparnos del Estado y vivir libre de toda traba y de todo favor. Porque tengámoslo claro: la política es inevitable. Y la peor y más siniestra de todas ellas es la política dictatorial. Oponernos es nuestra primera obligación política. También y en primer lugar para los empresarios.

Antonio Sánchez García @sangarccs

Dos imágenes de alto contraste ponen de relieve las contradicciones que aquejan al empresariado venezolano en tiempos de dictadura, cuando el pronto y definitivo hundimiento del régimen ya asoma sus primeros síntomas: Lorenzo Mendoza acompañando la toma de Venezuela como un ciudadano venezolano más, de franela, gorra y zapatillas, de un lado; y el presidente de Fedeindustria, que se precipita a declarar por Unión Radio que los empresarios no son actores políticos.

El primer ejemplo es, valga la redundancia, ejemplar. Un joven venezolano, hijo y nieto de venezolanos, obedece el llamado de la dirigencia política democrática y se expresa asumiendo todos los riesgos que los ocho millones de venezolanos asumieran el mismo día que a un joven merideño que saliera a defender la libertad le costara la vida, a un sacerdote una fractura craneal y a muchas mujeres, alguna incluso embarazada, ser golpeadas con saña y alevosía por el deshonor uniformado que empaña dos siglos de existencia republicana y termina por macular - ¿para siempre? – a quienes el 23 de enero de hace 58 años sacaran la cara por la dignidad bolivariana.

No es poco lo que el presidente de Empresas Polar pone en juego asumiendo su histórica responsabilidad: apostar a la libertad de su Patria y al engrandecimiento de Venezuela. Pocas horas después los esbirros del SEBIN asaltaban su hogar y su empresa. Dejando al desnudo la naturaleza servil, obsecuente y patética de quienes juraron honrar nuestra bandera, obedecer y hacer cumplir la Constitución y salvaguardar nuestra soberanía. Lacayos de un agente de la tiranía cubana, siguen aferrados a la idea de terminar por estrangular a Venezuela y convertirla en otro lupanar del castrocomunismo cubano.

Actitudes como la del ciudadano venezolano Lorenzo Mendoza, dispuesto a poner en peligro la existencia misma de la empresa más poderosa del país, exceptuando a PDVSA, hoy convertida en un basural del chavismo, honran su patronímico. Una familia de honorables luchadores por la democracia de Venezuela, entre los cuales uno de los más dignos combatientes de nuestra historia, José Rafael Pocaterra. Pero expresan, al mismo tiempo, la plena lucidez de quien sabe que sólo la libertad permite el crecimiento económico, la prosperidad y el progreso de una sociedad. Y que defender la propiedad privada es infinitamente más que defender los propios bienes: es defender el derecho ciudadano al empoderamiento y frenar el asalto del bandidaje populista que vive de apropiarse de lo ajeno, violando todos los principios civilizatorios.

El otro caso es patético y penoso: un joven empresario que preside una de las cúpulas empresariales del país, Fedeindustria, se apresura a deslindar terrenos entre la actividad empresarial y la política, una perogrullada que solapa la cobardía y el oportunismo de quienes se niegan a comprender que la defensa de la propiedad privada y la libre empresa es la primera obligación estrictamente política de un auténtico empresario. Que debiera erigirse en un combatiente por la libertad así fuera por proteger sus propios derechos, sus propios bienes y su propia actividad. ¿Se puede ser tan rastrero ante el poderío del Estado como para preferir parasitar de sus favores y apostar al propio suicidio en aras de un cortoplacismo de mercantilismo ominoso?

Lo que el pobre hombre que preside Fedeindustria no sabe es que el joven que murió de un disparo en el abdomen salió a defender, posiblemente sin saberlo, sus propiedades. Y que el hombre, ese zoon politikon, definido por Aristóteles, es el animal político por naturaleza. Sea un académico, un obrero, un soldado, un banquero, una ama de casa o un empresario. La política es nuestro destino como seres humanos.

El terror y el odio a la política han llevado a Venezuela a esta dictadura que ha politizado negativamente todos los ámbitos de nuestra vida, aplastando todos los espacios de la sociedad civil. Hundiéndonos en el servilismo y la esclavitud. Es la hora de la política, el bien supremo del ciudadano: emanciparnos del Estado y vivir libre de toda traba y de todo favor. Porque tengámoslo claro: la política es inevitable. Y la peor y más siniestra de todas ellas es la política de las dictaduras. Oponerse es nuestra primera obligación política. También y en primer lugar para los empresarios.

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