¡Al fin llegué a mi casa! Me senté a llorar - en las escaleras - sin parar.

Todo está bien. Lloré de alivio, pues todo está relativamente bien - con daños menores.

Lloré de impotencia al saber que hay gente que ha llegado a los espacios donde estaba su casa y ahora no hay nada.

Lloré porque ya pude abrazar mis padres. No dejo de pensar en lo que pasaron durante el huracán solos - con Luna y Ginger - mientras su casa era destruida.

Lloré tras recordar las historias, los abrazos, las miradas de la gente con quien pude interactuar - durante estos pasados tres días mientras colaboraba en el refugio del Municipio de San Juan - en el Coliseo Roberto Clemente.

Ya me lo saqué del sistema. Ahora, a sacudir el alma, afianzar el corazón y renovar el espíritu pa' ayudar - en lo que pueda - en la reconstrucción de nuestra patria.

¡Mucha fuerza, mi gente! Mucha solidaridad, mucho amor, mucha humanidad. ¡Junt@s, junt@s, JUNT@S vamos a levantar a Puerto Rico! 🇵🇷

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